¿Quién ha dicho que jugar es una pérdida de tiempo…, algo nocivo para un estudiante?
Quizás…: algún mal profesor. O algún profesor empeñado en que sus alumnos aprendan como él aprendió: a golpe de palmeta –física o mental-.
-Me precio de haber dedicado en mi adolescencia algunos días -¡cursos enteros!- más horas a juegos de mesa que al estudio puro y duro.
Comentaba, poco o nada arrepentido, un profesor amigo.
-¿Horas de juego?… Sí: y también a investigar y ensayar estrategias ganadoras, a coordinar mis jugadas con las de mi compañero (hablo naipes y dominó); a ensayar formas de conservar de en la memoria las piezas ya aparecidas, y quién había puesto cada cual. Aprendí a perder. Aprendí a no lamentarme, sino a intentar ganar la próxima vez.
Ahora bien: para los juegos aquí recogidos -¡ni para ninguno!- se recomienda vivamente no apostar premio material alguno; dinero, mucho menos. A lo sumo…: un helado, un refresco, un bocata.
Debe bastar con la satisfacción de ganar. No es poco; y, a veces, mucho. Y otras, más todavía: la sonrisa de quien lo necesitaba.
Y la satisfacción no es la de superar al otro o al otro equipo, sino la de dominar la estrategia. Quizás incluso, haber alcanzado la “estrategia ganadora”, que en ocasiones adorna el juego, y que con frecuencia está propuesto como “desafío contigo mismo”.
Juego didáctico:
Situaciones problemáticas que permiten el concurso de dos o más jugadores con aspecto o forma de competición. |
Hoy retiraría el calificativo de didáctico: todos los juegos, con ligeras modificaciones, pueden sser aprovechados con fines educativos. Fuera del aula, y en el aula.
Hace años, con cada enunciado adjuntaba una ficha con apartados diversos. Hoy, me he demostrado a mí mismo que era un enfoque muy limitado, una declaración de incapacidad creativa. Renuncio:
Algunos aspectos pueden analizarse en vídeos-ejemplo:
Juegos accesibles – 1 El pajarito despistado
Video en Youtube:
Juegos accesibles – 1 El pajarito despistado
Descargables:
Documento PDF Juegos accesibles – 1 El pajarito despistado.
Archivo MP3 Juegos accesibles – 1 El pajarito despistado.
- Elementos o materiales.
Innecesario mencionarlos: para todos valdría una versión gráfica, con lápiz y papel, como digital –con PC, tablet o smartfón-, e incluso con dedos o un palito, y arena o arcilla.
O, si se prefiere en versión más manipulativa, con tablero y piezas: piedrecitas, semillas, monedas…
Bien que, al modificar formato, elementos o materiales, cambia –mucho, en ocasiones- la exigencia de habilidades hápticas y la contribución a su desarrollo. Una muestra: tablero y piezas de ajedrez, como herramienta universal de adaptación:
Con tablero y fichas del ajedrez
Adaptación DV (a jugadores con deficiencia visual).
Inmediatos:
- Simples hueveras o cajitas y chapas de refrescos o piedrecitas, para el formato manipulativo. Aunque se recomienda el tablero y piezas del ajedrez o damas como modelo de accesibilidad –por su consistencia ante la exploración háptica-.
- Lámina de caucho o silicona, papel ordinario y lápiz o bolígrafo, para la versión gráfica. Y algún otro.
- El instrumental habitual de escritura braille, cuando sean aconsejables las anotaciones.
- Y acordar reglas para una audiodescripción verbal de las jugadas y el escenario resultante. Prescindible, pero facilita y agiliza el desarrollo del juego.
- Número de jugadores.
Para mayor facilidad organizativa, siempre se plantean inicialmente para dos, como “duelos” o “cara a cara”. Pero no es difícil extenderlos a tres o más, independientes o por parejas o grupos. Y reducirlos a la versión “DESAFÍOS CONTIGO MISMO”, en formato “SOLITARIO”.
¿Qué es un solitario o Desafío contigo mismo sino un juego?: nadie va a la cárcel –que yo sepa- por no superarlo –ahora, menos que nunca-, ni se le reduce el sueldo o la gratificación paterna, ni… Se puede perder algo de sueño, sí; o incluso olvidarse de comer (¿), tal vez.
Pero si se resuelve…: ¡qué gozada, madre!
- Variantes.
Hablar de Variantes de un juego es casi ofensivo para quienes tengan una chispa de imaginación. Basta modificar, totalmente o en parte, una de las reglas, para que invente un nuevo juego; con frecuencia, más difícil o más divertido que el enunciado como “base” o “patrón”.
Para confirmar este juicio, en alguno se pondrán ejemplos de muestra.
- Objetivos didácticos
Al leerlos ahora, he debido aceptar que lo que entonces dice son apreciaciones subjetivas del autor -¡bueno!: del recopilador…
Pues: más vale que el profesor, monitor o animador modifique como convenga el juego, para orientarlo a fines predeterminados.
- Nivel curricular mínimo
El nivel de dificultad de un juego guarda relación más bien con sus reglas de definición y la complejidad de piezas y de las estrategias ganadoras –si existen-. Salvo que requiera el empleo de conceptos y resultados propiamente matemáticos.
- Referencia o autoría.
La colección que aquí se recoge son depósitos filtrados y purificados, extraídos de tahurerías no siempre recomendables…
Bien que en algunos casos se copian de jugadores y zahurdas de prestigio. Se citan, a veces.
Si se omite la autoría casi sistemáticamente no es con el ánimo de ocultar el plagio, sino por no tener conciencia de él. Jugar sin preguntar quién lo había inventado o publicado –tampoco es que le interesara en aquel momento-, ni molestarse después en averiguarlo. Pero pienso que el juego merece la pena de ser divulgado, aunque sea en página tan sencilla como ésta. Y prometo cumplimentarlo en cuanto tenga noticia fidedigna.
Para no despistar más al lector, mantengamos aquella agrupación inicial, previa a las anteriores conclusiones, basada en el material comúnmente empleado:
Jugando con el Aire y la palabra
Sirviéndose dePequeños objetos
Cuando es preciso Escribir o dibujar
EmpleandoJuegos de mesa de toda la vida
ConTableros y fichas
Los juegos de mesa tradicionales –los juegos del abuelo– pueden ser utilizados con finalidad claramente didáctica en el área STEM, en Matemáticas en particular. Quiero decir: servirse de sus piezas para diseñar juegos distintos de los tradicionales, con objetivos didácticos más interesantes.
¡Ah!: y que gane el mejor, el que mejor haya aprendido a razonar.