Desafiar a la memoria presentando conjuntos de letras puede parecer un caso particular de jugar con palabras: “palabras de una sola letra”…
Pues no.
Las palabras designan objetos, acciones o estados que con frecuencia pueden asociarse a imágenes, más sencillas y rápidas de retenerse y ser evocadas que el sonido de su verbalización o la imagen de su grafía.
El poder evocador está en función de la mayor o menor malicia del desafiante…
Las letras, por el contrario, y en principio, son meros símbolos gráficos. La imagen que evocan de inmediato es su grafía. Puede incluso que la imagen sonora de su verbalización resalte más que la propia grafía.
Sin embargo, al ser un número limitado, tal vez faciliten la generación de reglas mnemotécnicas para su representación interior, que permitan manipularlas más eficazmente con fines organizativos y combinatorios…
Pero aquí estamos para jugar, para provocar pacíficamente a la memoria personal a que se esfuerce y genere sus propias técnicas de retentiva. Y poder entonces responder a los desafíos que se le vayan lanzando: repetirlas en el mismo orden o el inverso, en el orden alfabético o en su inverso, construir palabras…
Y –de paso- convercerse que nuestra memoria verbal –también la de lectura inmediata efímera- es muy limitada: que la seguridad se encuentra en la lectura controlada por uno mismo.
He aquí el enlace de acceso/descarga de este pequeño circo de desafíos:
“Desafiando a la memoria – 1_2 Con letras.pdf»
Si le resultan muy fáciles, aumente el número a 12 ó 14 piezas por juego4. ¡Ya verá!