Un estudiante DV puede hoy día escribir y leer sin dificultad expresiones matemáticas y estadísticas, de Física y de Química, así como órdenes en pseudocódigo y lenguajes de programación.
Es suficiente disponer de:
- Un PC u ordenador con entorno windows. Aunque también servirían los entornos OSX y Linux, instalando una “máquina virtual” que, a su vez, recibiera el entorno Windows.
En algunos casos, y para solo lectura, podría bastar una tableta o smartfone.
- Bajo este entorno, instalar un “revisor de pantalla”: Jaws –software propietario- o NVDA –gratuito-.
En ciertos casos, y para solo lectura, puede bastar con la “síntesis de voz” (.TTS).
- Instalando “LAMBDA” o “EDICO”:
Editores científico-matemáticos que han sido desarrollados específicamente para ser manejados por usuarios ciegos.
- Disponer de un periférico “Línea braille”.
Que, si bien hasta 2018 tenían un precio prohibitivo, empieza a contarse con modelos mucho más económicos que –aunque con menos prestaciones- pueden servir de complemento a estos fines: ORBIT, BRAILLE ME…
En su ausencia, el estudiante se verá obligado a explorar las expresiones con solo audio, de forma muy lenta y fatigante.
- Que el estudiante conozca el funcionamiento de estos cuatro dispositivos.
Lo que implica la proximidad o facilidad de comunicación y consulta con alguien que los maneje convenientemente y tenga algún conocimiento didáctico y científico-matemático (según el nivel académico del primero).
Lo ideal es que fuera el propio profesor de aula y –desde luego- los profesores de apoyo de estudiantes ciegos: no se precisan conocimientos técnicos de alto nivel: es suficiente nivel de usuario.